jueves, enero 25, 2007

LA INFANTA

Otra de minería.
D.Fernando Plá, el "Azote de los Verdes", nos decía en sus clases:

"En la mina la reina es la excavadora y la pala la infanta, pero eso no quiere decir que sea subnormal"

Bueno, la verdad es que el sr. Plá con esta frase (que puede tomarse como se quiera), hablaba de la maquinaria más utilizada en las cortas a cielo abierto, el tipo de minería más común.
En las cortas se puede hablar con toda propiedad de la excavadora como la reina y la pala como la infanta
Aquí arriba podéis ver una corta típica, la mina de Palabora, explotada por la empresa Río Tinto. Bien profundita y con escaloncitos.



Otro tipo de explotación de las minas a cielo abierto es la que se realiza por transferencia. Es muy común en los EEUU y en Alemania, y en España podemos encontrarla en la explotación de lignitos en Galicia.

En la explotación por transferencia, utilizada para capas subhorizontales y poco profundas (generalmente en carbones), es común recurrir, cuando esto es posible, a la utilización de rotopalas. La inversión en este caso es mayor, a cambio de generar menores costes de operación (tendencia general de todo en esta vida).

Bueno, ¿y ehto qué eh lo que eh?

Pos aquí va:





Fijaos en el tamaño de las personillas...

Esta monada mide 95 metros de alto y 215 metros de largo. Pesa más de 45.000 toneladas, y se tardó cinco años en construir. Es, en la actualidad, la mayor máquina móvil del mundo.

El bicharraco (irracional, que diría Faemino) es obra de la fábrica alemana Krupp, y su coste superó los 100 millones de dólares. Excava a una velocidad de unos 10 metros por minuto, y puede mover unos 76.000 metros cúbicos de carbón, piedra y arena cada día.



Al contrario de lo que la inmensa mayoría de la gente cree, las naciones avanzadas invierten mucho más en minería (si no incluimos el petróleo como mineral) que las naciones africanas que salen en el telediario. Y es en las praderas de Alemania donde los dos ejemplares de ese modelo existentes en el mundo arañan sin piedad la superficie terrestre.

Bueno, y cuando el carbón se agota, ¿qué?

Pues con la música a otra parte.
A modo de anécdota, os comentaré cómo se hizo el traslado de una de estas máquinas desde una mina a otra.

Se planteó desmontarla por piezas para ser trasladada, pero aquello resultaba inviable, tanto por los costes propios del montaje y desmontaje como por el largo tiempo que ello conllevaría.

Así que se decidió por trasladarla tal cual. Esto es, la maquinita iría de una mina a otra con sus propias patitas (uséase, orugas).

Parece simple, ¿no? Pues no.

Hubo que rellenar cuencas, reforzar puentes, allanar montículos, ensanchar carreteras, enderezar curvas de los caminos, destrozar cosechas y otras cosas más. Porque estos bichos ni tuercen ni dan botes, ni leches.

¡Ah! Y hubo que rezar, porque pasó a escasos metros de una población. En concreto a menos de cinco metros de una casita que a puntito estuvo de ser derribada.

P.S. Las dos rotopalas se cruzaron en medio del campo durante una madrugada, también a escasa distancia. Como muestra de que en todas partes cuecen habas, allí había miles de alter werk (o como se diga Viejos de Obra en alemán), que asistieron al encuentro de las maquinitas a las tantas de la mañana. Aquello estaba repleto de jubiletas y la mar de iluminado, parecía El Sarao, pero al aire libre.